La duna

Me estaba escapando de un mundo caótico, sin dirección ni control, donde hasta el tiempo andaba para adelante y para atrás. Estaba caminando en un camino sin tiempo, en un tiempo sin espacio, en un vacío sin mañana, en la dirección que me indicaba mi intuición, sin por qué, sin adonde, sin para qué. Y me cansé, me acosté, pensando que mañana sería otro día… Sentí una mano acariciando mi cara, una mano suave, dulce, tierna y cariñosa, y abrí los ojos. “¡Despertaste!”, dijo el viento. “Tanto tiempo que recorro el mundo buscándote, de playa en playa, de país en país, de continente en continente, y por fin te encuentro. Conocí a muchos jóvenes, levanté volantines, orienté veletas, acompañé felicidad y llantos pero te echaba de menos.” El viento pasó su mano en mi pelo. “Me queda mucho camino por recorrer y me tengo que ir. Pero no te alejes, volveré.” Sopló una última vez en las alas de una gaviota para saludarme y se fue. Sentí 2 manos sobre mis hombros, manos que me calentaban lo...