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La duna

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Me estaba escapando de un mundo caótico, sin dirección ni control, donde hasta el tiempo andaba para adelante y para atrás. Estaba caminando en un camino sin tiempo, en un tiempo sin espacio, en un vacío sin mañana, en la dirección que me indicaba mi intuición, sin por qué, sin adonde, sin para qué. Y me cansé, me acosté, pensando que mañana sería otro día… Sentí una mano acariciando mi cara, una mano suave, dulce, tierna y cariñosa, y abrí los ojos. “¡Despertaste!”, dijo el viento. “Tanto tiempo que recorro el mundo buscándote, de playa en playa, de país en país, de continente en continente, y por fin te encuentro. Conocí a muchos jóvenes, levanté volantines, orienté veletas, acompañé felicidad y llantos pero te echaba de menos.” El viento pasó su mano en mi pelo. “Me queda mucho camino por recorrer y me tengo que ir. Pero no te alejes, volveré.” Sopló una última vez en las alas de una gaviota para saludarme y se fue. Sentí 2 manos sobre mis hombros, manos que me calentaban lo...

El jardín olvidado

Un ángel entró sin saber a un jardín olvidado. Recogió las flores con sus manos y abrazó los árboles Y, como por magia, el jardín floreció y volvió a vivir. No estaba muerto como parecía, sólo seco. Pero el ángel se tuvo que alejar de este jardín, Porque tiene otros deseos y aspiraciones, Y pertenece a otros niveles, otras esféras, Donde el pasto es más verde y los árboles llenos de pájaros Que vienen a buscar refugio en su ramaje. Sin embargo, el ángel conoce el secreto, Sabe que los árboles y las flores de esta esfera Extienden sus raíces hasta este jardín, Y que son de la misma esencia. Jardín, No vuelvas a secarte, porque un mundo arriba te necesita, Aprende la humildad de reconocer tu fragilidad, A gozar los días de viento y de lluvia que te limpian y nutren, A gozar los días de sol que te calientan y te iluminan. Aprende a dejar llegar hasta ti a los que te aman.

Gracias a la Vida

No tengo porque quejarme: Me regaloneaste desde mi infancia, Me rodeaste de maravillosos padres, Me enseñaste a tener amigos fieles, Me pusiste desafíos en el camino para aprender a resolverlos, Me enseñaste a lograr mis deseos, A respetar a los otros y sus visiones, A amar y cuidar a los que más valoro, A enseñar a mis hijos que uno puede vivir en paz. Pero este camino que me trazaste bruscamente se cubre de nubes: El camino tan soñado pierde su sentido, Porque mi camino se llenó de gente y falta tan sólo uno: yo. Por haber querido hacer el bien, y olvidado lo central: Que no podemos dar sin fin, Que debemos velar nuestra alma para poder amar, Que somos agentes de la energía universal, Y que nos debemos recargar para poder entregar. Gracias por la lección, Gracias por las experiencias recientes, Gracias por darme una nueva oportunidad de conocer Al que nunca debería haber olvidado.